Cada película que vemos, cada historia que nos cuentan nos implora esperar por eso, pero el tercer acto tiene un giro, la inesperada declaración de amor, la excepción a la regla, pero a veces estamos tan obsesionadas por encontrar nuestro final feliz que nos olvidamos de leer las señales.
Y tal vez ese final feliz no incluya un chico maravilloso, es posible que ese final feliz seas tú sola, recomponiéndote y volviendo a empezar, liberándote a ti misma para algo mejor que puede haber en tu futuro. Puede que el final feliz sea simplemente pasar página. O tal vez el final feliz es éste, saber que después de esperar esas llamadas y los corazones rotos, de todas las equivocaciones y las señales malinterpretadas, de todo el dolor y la vergüenza, uno nunca jamás debe perder la esperanza.
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